jueves, 21 de mayo de 2009

¡Lotería!



Un ex pandillero de los Ángeles – ahora un arrepentido de los Ángeles- se hizo un tatuaje de Santa Liboria en un brazo; dice que le salvo la vida.
La prueba inequívoca de tal hecho es que una vez, drogado y borracho, andaba con sus amigos mafiosos buscando a quien robar, o ya de perdido a quien golpear -la cosa, como siempre, era abusar de alguien más jodido- . Iban dos adelante y otros tres atrás en una camioneta van, de esas todas borroneadas que usan los cholos en la películas pochas.
Cuenta este amante de Santa Liboria, que él viajaba en el asiento del copiloto cuando de pronto y sin saber por qué, se le ocurrió decirle al tarado que venía justo detrás de él que si cambiaban lugares. Dice que de repente le entraron hartas ganas de sentarse con los de atrás y que por eso le pidió a su “compa” el cambio de lugares.
Total. Así iban, ya con los lugares cambiados, cuando cinco minutos más tarde, en el “stop” de una luz de semáforo, se encontraron con una pandilla rival con la que ya tenían una historia de enfrentamientos a balazos. Esta pandilla los atacó con ráfagas de "uzis" para luego salir hullendo: resultó muerto, en esta esquina de semáforo, el cholo que viajaba en el asiento del copiloto.
Para este arrepentido no hay otra explicación posible: Fue Santa Liboria la que lo salvó y lo hizo cambiar de asiento con su compa. ¿Quién sabe?. Tal vez. Pero a saber, tres fueron las acciones de la santita: A “Chuco” le salvo la vida, a la pandilla contraria dio la satisfacción de la venganza y a otro lo mató. No olvidemos que movió a uno del asiento fatal para salvarle la vida y a otro lo colocó ahí mismo para quitársela. Hubiera sido más fácil que Santa Liboria le hubiera metido muchas ganas al chofer de ir por otro camino o a lo mejor detenerse para cotorrear un rato, pero bueno: Los caminos de Dios son misteriosos. Las acciones de Santa Liboria me recuerdan el cuento de aquel que estando a punto de perder su mano derecha en una sierra mecánica, la quitó y metió la izquierda.
Ahora los familiares del muerto le rezan a Santa Liboria; piden por la salvación de su alma y el perdón de sus pecados.

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